terça-feira, agosto 14, 2007

 

O primeiro texto que o PD não me aceitou! Para memória futura!

EL RELOJ BIOLÓGICO


Si hay algo que me revienta es cuando vas a una boda y empiezan todas las
abuelas: - Bueno...¿y tú para cuándo? A ver cuando vamos a la tuya...
Es como si yo voy a un velatorio y les digo a ellas: - Bueno...¿y usted
para cuándo? A ver cuando vamos al suyo...
Y luego, cuando por fin te has casado, la pregunta es: - Bueno...¿y cuándo
vas a ser mamá...?
¡¿Mamá yo?! ¡Si yo nunca he querido tener hijos! ¡Con deciros que no he
jugado nunca al sorteo del Niño por si me tocaba!

Bueno, pues oye, yo no sé qué me pasa últimamente... Debe ser eso del
reloj biológico... Que cada vez que veo un niño pequeño... hago: -
¡Mmmiiiii! Y digo yo que será la alarma del reloj. Estoy muy preocupada...


El otro día pasé por Prenatal y no me pude resistir a entrar a probarme
algo... ¡Ay, pero te da una mala conciencia...! Te sientes como una
estafadora... Es como si Arturo Fernández se fuera a probar un chándal.
Me dio tanto corte, que le dije a la dependienta: - Estoy de dos meses...
pero no se me nota...
Y va y me dice: - Huy, que no se te nota... Parece que estás de cuatro. ¡A
ver si van a ser gemelos...!
Y, de repente, veo unos patucos... más pequeñitos... Y pensé: "¿Qué hago?
¿Me llevo dos?, ¿o me llevo cuatro?".
Al final me dije: "Pero bueno... ¡reacciona!, ¡que no estás embarazada!
Con dos te llega".

Y es que estoy muy mal. El otro día estábamos mi chico y yo viendo la tele
y salió el niño de Ana Obregón escupiendo y mordiendo periodistas... Y yo:
- ¡Ay, qué moooono...!
Mi chico me miró con una cara que le tuve que decir: - ¡Ay, cariño! No te
asustes... Que me gusten los niños no quiere decir que quiera tener uno...
¡Quiero tener tres!

Desde entonces se pone tres condones para hacer el amor. Y encima, la otra
noche estaba ya poniéndose el tercero y cuando va a guardar la caja,
¡descubre los patucos!
- ¿Qué es esto? Y yo: - Unos patucos de lana.
Y él: - ¡Ah...muy bien!
Ahora hace el amor con tres condones y uno de los patucos.

Y yo cada vez estoy peor. Me paso el día en la oficina haciendo montajes
en el ordenador con su foto y con la mía, a ver como saldrían los niños...
Más feos... Pero a mí me da igual. Yo sigo con la ilusión...

El otro día ya toqué fondo. Me metí un cojín en la barriga y me puse
delante del espejo del baño. Yo, allí, haciendo posturitas, a ver como me
quedaba... y, de repente, entra él: - Oye, que...¡Aaaaaaaaah! Y yo:-
¡Tranquilo, cariño! ¡Mira lo que es...! ¡Tanto ponerte el patuco, he
tenido un cojín!

Bueno, por lo menos le ha cogido miedo al patuco... Eso sí, se sigue
poniendo los tres condones. Aunque... yo creo que se está ablandando,
porque ayer ya me dijo: - Mira, me voy a poner sólo dos y que sea lo que
Dios quiera.

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